Sobre el calor y su impacto en nuestras comunidades

Para mediados del Siglo XXI, se estima que California experimentará un incremento significativo en las temperaturas máximas diarias, con un aumento de 4.4 ºF a 5.8 ºF por encima del promedio de 1950. Se espera que las olas de calor, que ya son una creciente preocupación, duren hasta dos semanas más en regiones como Central Valley, y que se produzcan con una frecuencia 4 a 10 veces superior en áreas como Northern Sierra. En los centros urbanos, se proyecta que se triplique el número de muertes por calor, lo que afectará de forma desproporcionada a las poblaciones vulnerables y marginadas.

Los impactos del calor extremo sobre la salud no se sienten de igual manera en todas las comunidades. Los determinantes sociales de la salud —como los ingresos, el acceso a los recursos y las condiciones de vida— tienen un papel fundamental en las posibilidades de las personas de lidiar con las altas temperaturas. El impacto del calor extremo se ve agravado por desigualdades sistémicas de larga data, incluidas las injusticias raciales y ambientales, que dejan a ciertas comunidades más expuestas y menos resilientes.

Los impactos para la salud y las vulnerabilidades desproporcionadas

El calor extremo es una amenaza para la salud pública, en especial para las personas que ya viven en circunstancias de desventaja. Los grupos vulnerables —como los niños, los ancianos, los trabajadores exteriores, las personas con afecciones crónicas de salud y las comunidades que tienen acceso limitado a la refrigeración o a espacios con sombra— tienen mayor riesgo de sufrir enfermedades relacionadas con el calor o incluso la muerte. El impacto desproporcionado se deriva de una combinación de factores sociales, económicos y ambientales.

Las comunidades de color y la injusticia ambiental

Las minorías raciales y étnicas, en especial aquellas en los barrios de bajos ingresos, enfrentan una mayor exposición al calor extremo debido a un legado de políticas discriminatorias, como la exclusión, y los efectos continuos del racismo ambiental. Estas políticas han dado forma al entorno construido y dejado a estas comunidades con menos espacios verdes, menos acceso a fuentes de refrigeración y mayor exposición a las islas de calor urbanas.

Por ejemplo, las comunidades históricamente sometidas a la exclusión por lo general se encuentran en áreas con menos árboles y vegetación y mayores niveles de calor, lo que exacerba los riesgos de impactos para la salud relacionados con el calor. Las desigualdades estructurales en la vivienda y la planificación urbana disminuyen aún más la resiliencia de estas comunidades a los impactos climáticos como las olas de calor.

Trabajadores Exteriores

Los trabajadores exteriores, en especial aquellos que realizan actividades agrícolas, de construcción u otros trabajos manuales, también tienen un mayor riesgo durante los períodos de calor extremo. La exposición prolongada a las altas temperaturas puede causar deshidratación, estrés por calor e incluso golpes de calor, lo que tiene un impacto significativo para la salud y la seguridad de los trabajadores. Estos trabajadores pueden tener acceso limitado a protecciones en el lugar de trabajo, lo que incluye pausas adecuadas para el descanso, espacios para refrescarse o beneficios de salud. Su capacidad para mitigar la exposición al calor está limitada por los determinantes sociales de la salud, que incluyen las dificultades económicas y la falta de recursos.

Personas sin acceso al aire acondicionado o a espacios con refrigeración

Para las personas que no tienen aire acondicionado o viven en hogares con sistemas de refrigeración inadecuados, el calor puede implicar un riesgo para la vida. Esto es especialmente cierto para las personas que viven en unidades de vivienda más antiguas o que tienen limitaciones financieras que les impiden acceder al aire acondicionado. Los centros de refrigeración y los recursos comunitarios pueden estar fuera del alcance para muchas personas de bajos ingresos, lo que aumenta aún más su vulnerabilidad.

Impactos desproporcionados para la salud en poblaciones específicas

  • Los niños pequeños y los adultos mayores: tanto los grupos de menor como de mayor edad son especialmente vulnerables al calor extremo. Los adultos mayores pueden tener afecciones crónicas de salud subyacentes o tomar medicamentos que afectan su capacidad para regular la temperatura corporal. Los niños, por otro lado, tienen menor capacidad para reconocer los signos tempranos del estrés por calor y dependen de sus cuidadores para recibir protección.
  • Mujeres embarazadas: las embarazadas pueden tener más dificultades para regular la temperatura corporal, lo que las expone a un mayor riesgo durante períodos de calor extremo. Es fundamental garantizar que estas personas tengan acceso a recursos de refrigeración y reciban pautas de salud claras durante las olas de calor.
  • Enfermedad crónica y discapacidad: las personas con afecciones crónicas como enfermedades respiratorias o cardiovasculares, además de las personas con discapacidades, tienen un mayor riesgo de experimentar efectos severos para la salud debido al calor extremo. Su capacidad para buscar atención o acceder a recursos de refrigeración suele estar limitada por barreras económicas, problemas de accesibilidad física y una falta de información sobre salud pública adaptada a su situación especial.
  • Personas en situación de falta de vivienda: las personas sin hogar son especialmente vulnerables durante las olas de calor debido a su falta de acceso a refugios, sistemas de refrigeración y fuentes de hidratación. La falta de acceso a una vivienda estable exacerba su exposición al calor extremo y en muchos casos, el riesgo para la salud se ve agravado por afecciones crónicas de salud u otras vulnerabilidades.
  • Hogares lingüísticamente aislados: las personas que hablan poco o nada de inglés por lo general no reciben las alertas críticas en materia sanitaria y los mensajes para la seguridad de la población, lo que no les permite prepararse de forma adecuada para responder a las condiciones de calor extremo. Esta barrera lingüística profundiza aún más las desigualdades en la preparación y la respuesta ante el calor.
  • Personas sin seguro de salud: las personas sin seguro de salud pueden sentir mayores impactos para la salud debido a su menor capacidad para acceder a tratamientos médicos. Las personas sin seguro de salud son especialmente vulnerables ante el calor extremo y otros desastres climáticos.
  • Atletas: el ejercicio intenso durante los períodos de calor extremo puede aumentar el riesgo de deshidratación, enfermedades relacionadas con el calor y muerte.